jueves, 6 de junio de 2019

TORCA DEL CARLISTA


Sueños profundos, concretamente a -355

Hoy nos juntamos en el parking de Pozalagua diez miembros de AKELAR con un mismo objetivo, el ayudar a nuestro compañero Santiago a realizar un sueño pendiente, descender a la Torca Del Carlista.
  

Esta jornada de  espeleología podría contarse de mil maneras diferentes, y las mil serían adecuadas. Hoy contaré cómo la viví yo, y sobre todo como la vivió Santiago, que sin lugar a dudas es el protagonista principal.

No puedo empezar la crónica de la jornada sin hacer mención a una conversación que escuché hace un par de años, entre Santiago y algún otro compañero que no soy capaz de recordar.
Recuerdo a Santiago diciendo que no le gustaría retirarse de la espeleología sin haber bajado la torca del carlista. Recuerdo la cara de ilusión al decir esa frase, esa mirada de quien verdaderamente desea conseguir algo, y nada ni nadie impedirá que lo haga.
Hasta aquí podría parecer un reto más, un espeleologo que decide dar una vuelta de tuerca más a sus salidas, alguien que busca unos metros más de descenso…
Nada más lejos de la realidad. Os describiré a Santiago para los que aún no le conocéis.
Santiago es minero, lleva toda la vida bajo tierra. Pero no, no tengáis pena, SANTI disfruta en ese medio, se siente cómodo ahí abajo, y es una especie de enciclopedia con katiuskas y casco.


Luego os contaré un pequeño secreto, un detalle sin importancia.

Hace un par de meses, recibí la llamada de joseba. Un saludo rápido, y directo al grano: Ber, vamos a llevar a Santiago a la torca del carlista. Te apuntas??
Cuenta conmigo.
Ok, cuando se acerque la fecha te meto en un grupo y concretamos.

La fecha se acercó, y el grupo se hizo. En ese grupo hay compañeros que conozco bien, otros que conozco menos, y también alguna cara nueva. La cosa pinta bien y poco a poco vamos ultimando todos los detalles, nada queda a la improvisación.

Cuando parece que todo está saliendo a pedir de boca , Joseba, el artífice de toda esta historia, el encargado de hacer realidad el sueño de SANTI , se lesiona la rodilla y no podrá estar allí con nosotros j..er… ya es mala suerte eh.

El día elegido es el sábado 1 de junio de 2019, en el parking de Pozalagua a las 9:00. Con media hora de retraso sobre la hora prevista, los 10 miembros del equipo estamos en el punto previsto. Saludos y presentaciones se mezclan con los nervios que provoca afrontar una sima como la Torca del Carlista.

La temperatura es alta, y un sol abrasador nos castiga durante los preparativos, aunque el verdadero castigo lo impondrá mientras realizamos la aproximación a la sima.


Una ladera empinada, sin árboles que den sombra a esas calizas desnudas, hace que la sima nos ponga a prueba antes de verla.


Llegamos a la boca y los más de 30 grados hacen que bebamos gran cantidad de agua, agua que luego echaremos de menos.



Sin tiempo para descansar, Markaida  Andoni  y Pichurrin comienzan a instalar todo lo necesario para realizar el descenso.


En 4 posición entrará SANTI, que con una sonrisa que delata su estado de animo nos dice: nos vemos abajo chavales…

Aprieta el stop y comienza su sueño, lleva mucho tiempo esperando ese momento.




La quinta posición es para Su, y yo entraré justo después de escuchar su  “libreeeee”.


Entrar en la sima y esconderme del sol es gratificante. En la boca listo para entrar está ahora Natxete, y sobre el, el implacable sol…

Por fin puedo darle el libre, y escucho a Josu, Victor  y a Gorka alegrase puesto que pronto también ellos  estarán dentro.
Los libres se van sucediendo, el descenso es agradable. Un tubo vertical que invita a disfrutar rapelando. Abajo, muy abajo siguen dando el “¡libreeeee!


Casi sin darme cuenta, llego a una pequeña repisa. Allí están Su y Markaida, esperándome. Su ya tiene puesto el stop y se quita el cabo de anclaje que la mantiene en el fraccionamiento.

Me espera para descender juntos, puesto que tenemos dos cuerdas instaladas. La verdad es que en un volado de 94m, viene bien saber que alguien como Su estará a mi lado. No se hable más, coloco el stop y para abajo. Bajamos despacio, tenemos todos la indicación de descender el volado despacio para no calentar demasiado el stop, y que este pueda dañar la cuerda.


Miro a mi alrededor y el frontal se queda pequeño, miro abajo y veo las luces de mis compañeros como si estuviesen a kilómetros de mí. Mi cerebro me grita que ahí hay peligro, y trató de vencer esa sensación y disfrutar. Disfrutar del miedo, es algo que no todo el mundo entiende, pero que si le coges el gusto, es tremendamente adictivo. Los que me estáis leyendo, me entendéis. A que si?



Continuamos bajando. Poco a poco el suelo se va acercando y las voces de los compañeros suenan más fuertes. Tocamos suelo, y al restarle peso a la cuerda,  la elongacion adquirida va desapareciendo, y tras unos segundos soltando cuerda, finalmente queda sin tensión y lista para dar el último libreeeee del descenso.

Nos reagrupamos. Ahí está SANTI repartiendo abrazos y sonrisas.

Ahora me toca disfrutar viendo a los compañeros que aún faltan. Parecen tan pequeños en esa bóveda…



El último en descender es Gorka, y que descenso!!!! Cantando a pleno pulmón!!!

Ya estamos todos abajo, y vuelvo a ver un pequeño estuche negro. Lo vi arriba, y no le di mucha importancia, pero ahora al verlo de nuevo ha despertado mi curiosidad. No necesito preguntar qué es, puesto q Andoni está abriéndolo, mientras el resto permanecen ajenos al estuche negro, inmersos en su momento para comer algo y beber la poca agua que queda tras el sofocante ascenso hasta la boca.


De repente, una melodía resuena en una acústica impresionante proporcionada por la bóveda que hace unos minutos descendíamos.

Es Andoni, está tocando un instrumento llamado alboka, casi tan antiguo como la sima que visitamos. 


Es algo místico, escuchar esa melodía hace que todos reaccionemos de una forma u otra, e incluso que nuestras reacciones vayan cambiando. Yo pasé de conectar con mi parte más emocional y recordar situaciones especiales en mi vida, a bailar como si en un akelarre estuviese. No olvidemos que los  miembros de la expedición somos del grupo AKELAR… 



Ver a mis compañeros disfrutar tanto en ese momento es emocionante. Que poco se necesita cuando estás en el lugar adecuado con la gente adecuada.
Termina la melodía, y la  cueva, vuelve a su silencio milenario y nosotros volvemos a la realidad.
Debemos continuar hasta el sifón terminal, y queda un trecho Bueno…últimos tragos de agua y nos ponemos en marcha.


Un caos de bloques que parecen colocados por gigantes con el único fin de despistarnos, sumado a la infinita cantidad de hitos colocados por otras expediciones, nos hacen dudar en numerosas ocasiones.
Poco a poco nos vamos acercando al sifón terminal. No pondré fotos del sifón, puesto que creo que es mejor verlo allí mismo, rodeado de amigos.


Santiago ha cumplido parte del sueño. Bajar.
Ahora queda la parte más difícil, deshacer el camino. Nos ponemos en marcha tras una sesión de fotos y risas.
Que si ponte así, asa, que si ahora conmigo, que si dame luz, que si tanta no…

Las horas de actividad van haciendo mella y cada paso que damos, estamos más cerca de salir, pero también más cansados, es el momento de extremar las precauciones y no dar ni un solo paso en falso.


Por fin llegamos a las cuerdas, cuerdas perfectamente señalizadas con luces fijas y retrocatadioptricos, ya que, de no ser así, encontrar las cuerdas sería una cuestión de suerte.

Los primeros en salir somos Markaida y yo, sin prisa, sin pausa.



Cuando llevamos poco más de la mitad, y piernas y brazos comienzan a notar el cansancio, cuando el cuerpo reclama ahora con más fuerza ese trago de agua que ya pidió hace horas, comienza a sonar una vez más la alboka, y una vez más todo se vuelve mágico, no hay cansancio, no hay sed…solo esa melodía saliendo desde el corazón de la sima, y entrando hasta el nuestro.


Poco a poco vamos dando los libreeeeeeeee, esta vez en la subida. Aún es de día, y la verticalidad de pozo hace que se vea La Luz desde muy abajo. He disfrutado bajando, y ahora disfruto subiendo.

Al salir, enhorabuenas, abrazos y euforia. Pero tengamos calma, faltan muchos por salir, y esto no acaba hasta que sale el último.
Os podría contar y describir la cara de todos mis compañeros al salir, pero me conformo con describir la de Santiago.

Recordáis que tengo que contaros un pequeño detalle sin importancia? Pues ahí va…

Santi tiene 69 años, y cumplirá 70 en noviembre.



Esto es una lección de vida para todos. No son los años los que nos limitan para hacer cosas, es la forma física con la que llegamos a esos  años, sean los que sean, y es sin duda alguna, la actitud que tengamos y las ganas de hacer cosas que tengamos. Santi es un ejemplo.

Salió cansado, como todos, ya que el esfuerzo físico es importante, pero sobre todo salió feliz, muy feliz.



Poco a poco fuimos saliendo todos,  siendo los últimos Víctor y Andoni, encargados de desinstalar todo.


Parte del grupo volvió a los coches para preparar agua y así cuando bajásemos los últimos con todo el equipo, tener agua y comida esperándonos.Así funciona un equipo, todos sumando.


Quiero agradecer a:
Markaida, Andoni, Pichurrin, Su, Natxete, Víctor, Josu, Gorka y Santiago por la inolvidable jornada de espeleo que me hicieron pasar, por las risas, los chistes, las canciones, los consejos, y tantas cosas que es imposible enumerarlas todas.



También quiero agradecer a Joseba por ser el causante de toda esta historia, por todo el trabajo que conlleva organizar algo así, por juntarnos y crear equipo. Joseba, volveremos allí contigo. Sabes por qué? Porque te lo mereces.


Nos vemos allí abajo compañeros.


Una vez más AKELAR ha vuelto a triunfar. Gran día de espeleo de esta formidable familia en la que realizar los sueños de nuestros compañeros es una cuestión de equipo.


No olvidar de pedir permiso para visitar la Torca del Carlista. Es una cavidad regulada a la cual se accede con autorización de la Diputación de Bizkaia. Este permiso no se deniega a ningún espeleólogo federado.



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