Sueños
profundos, concretamente a -355
Hoy nos juntamos en el
parking de Pozalagua diez miembros de AKELAR
con un mismo objetivo, el ayudar a nuestro compañero Santiago a realizar un
sueño pendiente, descender a la Torca
Del Carlista.
Esta jornada de espeleología podría contarse de mil maneras
diferentes, y las mil serían adecuadas. Hoy contaré cómo la viví yo, y sobre
todo como la vivió Santiago, que sin lugar a dudas es el protagonista
principal.
No puedo empezar la
crónica de la jornada sin hacer mención a una conversación que escuché hace un
par de años, entre Santiago y algún otro compañero que no soy capaz de
recordar.
Recuerdo a Santiago
diciendo que no le gustaría retirarse de la espeleología sin haber bajado la
torca del carlista. Recuerdo la cara de ilusión al decir esa frase, esa mirada
de quien verdaderamente desea conseguir algo, y nada ni nadie impedirá que lo
haga.
Hasta aquí podría
parecer un reto más, un espeleologo que decide dar una vuelta de tuerca más a
sus salidas, alguien que busca unos metros más de descenso…
Nada más lejos de la
realidad. Os describiré a Santiago para los que aún no le conocéis.
Santiago es minero,
lleva toda la vida bajo tierra. Pero no, no tengáis pena, SANTI disfruta en ese
medio, se siente cómodo ahí abajo, y es una especie de enciclopedia con
katiuskas y casco.
Luego
os contaré un pequeño secreto, un detalle sin importancia.
Hace un par de meses,
recibí la llamada de joseba. Un saludo rápido, y directo al grano: Ber, vamos a
llevar a Santiago a la torca del carlista. Te apuntas??
Cuenta conmigo.
Ok, cuando se acerque
la fecha te meto en un grupo y concretamos.
La fecha se acercó, y
el grupo se hizo. En ese grupo hay compañeros que conozco bien, otros que
conozco menos, y también alguna cara nueva. La cosa pinta bien y poco a poco
vamos ultimando todos los detalles, nada queda a la improvisación.
Cuando parece que todo está
saliendo a pedir de boca , Joseba, el artífice de toda esta historia, el
encargado de hacer realidad el sueño de SANTI , se lesiona la rodilla y no
podrá estar allí con nosotros j..er… ya es mala suerte eh.
El día elegido es el
sábado 1 de junio de 2019, en el parking de Pozalagua a las 9:00. Con media
hora de retraso sobre la hora prevista, los 10 miembros del equipo estamos en
el punto previsto. Saludos y presentaciones se mezclan con los nervios que provoca
afrontar una sima como la Torca del Carlista.
La temperatura es alta,
y un sol abrasador nos castiga durante los preparativos, aunque el verdadero
castigo lo impondrá mientras realizamos la aproximación a la sima.
Una ladera empinada,
sin árboles que den sombra a esas calizas desnudas, hace que la sima nos ponga
a prueba antes de verla.
Llegamos a la boca y
los más de 30 grados hacen que bebamos gran cantidad de agua, agua que luego
echaremos de menos.
Sin tiempo para
descansar, Markaida Andoni y Pichurrin comienzan a instalar todo lo
necesario para realizar el descenso.
En 4 posición entrará SANTI, que con una sonrisa que delata su estado de animo nos dice: nos vemos abajo chavales…
Aprieta el stop y comienza
su sueño, lleva mucho tiempo esperando ese momento.
La quinta posición es
para Su, y yo entraré justo después de escuchar su “libreeeee”.
Entrar en la sima y
esconderme del sol es gratificante. En la boca listo para entrar está ahora
Natxete, y sobre el, el implacable sol…
Por fin puedo darle el
libre, y escucho a Josu, Victor y a Gorka
alegrase puesto que pronto también ellos estarán dentro.
Los libres se van
sucediendo, el descenso es agradable. Un tubo vertical que invita a disfrutar
rapelando. Abajo, muy abajo siguen dando el “¡libreeeee!
Casi sin darme cuenta,
llego a una pequeña repisa. Allí están Su y Markaida, esperándome. Su ya tiene
puesto el stop y se quita el cabo de anclaje que la mantiene en el
fraccionamiento.
Me espera para
descender juntos, puesto que tenemos dos cuerdas instaladas. La verdad es que
en un volado de 94m, viene bien saber que alguien como Su estará a mi lado. No
se hable más, coloco el stop y para abajo. Bajamos despacio, tenemos todos la
indicación de descender el volado despacio para no calentar demasiado el stop,
y que este pueda dañar la cuerda.
Miro a mi alrededor y
el frontal se queda pequeño, miro abajo y veo las luces de mis compañeros como
si estuviesen a kilómetros de mí. Mi cerebro me grita que ahí hay peligro, y
trató de vencer esa sensación y disfrutar. Disfrutar del miedo, es algo que no
todo el mundo entiende, pero que si le coges el gusto, es tremendamente
adictivo. Los que me estáis leyendo, me entendéis. A que si?
Continuamos bajando.
Poco a poco el suelo se va acercando y las voces de los compañeros suenan más
fuertes. Tocamos suelo, y al restarle peso a la cuerda, la elongacion adquirida va desapareciendo, y
tras unos segundos soltando cuerda, finalmente queda sin tensión y lista para
dar el último libreeeee del descenso.
Nos reagrupamos. Ahí
está SANTI repartiendo abrazos y sonrisas.
El último en descender es
Gorka, y que descenso!!!! Cantando a pleno pulmón!!!
Ya estamos todos abajo,
y vuelvo a ver un pequeño estuche negro. Lo vi arriba, y no le di mucha
importancia, pero ahora al verlo de nuevo ha despertado mi curiosidad. No
necesito preguntar qué es, puesto q Andoni está abriéndolo, mientras el resto
permanecen ajenos al estuche negro, inmersos en su momento para comer algo y
beber la poca agua que queda tras el sofocante ascenso hasta la boca.
De repente, una melodía
resuena en una acústica impresionante proporcionada por la bóveda que hace unos
minutos descendíamos.
Es Andoni, está tocando
un instrumento llamado alboka, casi tan antiguo como la sima que visitamos.
Es algo místico,
escuchar esa melodía hace que todos reaccionemos de una forma u otra, e incluso
que nuestras reacciones vayan cambiando. Yo pasé de conectar con mi parte más
emocional y recordar situaciones especiales en mi vida, a bailar como si en un
akelarre estuviese. No olvidemos que los miembros de la expedición somos del grupo AKELAR…
Ver a mis compañeros
disfrutar tanto en ese momento es emocionante. Que poco se necesita cuando
estás en el lugar adecuado con la gente adecuada.
Termina la melodía, y la cueva, vuelve a su silencio milenario y nosotros
volvemos a la realidad.
Debemos continuar hasta el sifón terminal, y queda un trecho Bueno…últimos tragos de agua y nos ponemos en marcha.
Debemos continuar hasta el sifón terminal, y queda un trecho Bueno…últimos tragos de agua y nos ponemos en marcha.
Un caos de bloques que
parecen colocados por gigantes con el único fin de despistarnos, sumado a la
infinita cantidad de hitos colocados por otras expediciones, nos hacen dudar en
numerosas ocasiones.
Poco a poco nos vamos
acercando al sifón terminal. No pondré fotos del sifón, puesto que creo que es
mejor verlo allí mismo, rodeado de amigos.
Santiago ha cumplido
parte del sueño. Bajar.
Ahora queda la parte
más difícil, deshacer el camino. Nos ponemos en marcha tras una sesión de fotos
y risas.
Que si ponte así, asa,
que si ahora conmigo, que si dame luz, que si tanta no…
Las horas de actividad
van haciendo mella y cada paso que damos, estamos más cerca de salir, pero
también más cansados, es el momento de extremar las precauciones y no dar ni un
solo paso en falso.
Por fin llegamos a las
cuerdas, cuerdas perfectamente señalizadas con luces fijas y
retrocatadioptricos, ya que, de no ser así, encontrar las cuerdas sería una
cuestión de suerte.
Cuando llevamos poco
más de la mitad, y piernas y brazos comienzan a notar el cansancio, cuando el
cuerpo reclama ahora con más fuerza ese trago de agua que ya pidió hace horas,
comienza a sonar una vez más la alboka, y una vez más todo se vuelve mágico, no
hay cansancio, no hay sed…solo esa melodía saliendo desde el corazón de la
sima, y entrando hasta el nuestro.
Poco a poco vamos dando
los libreeeeeeeee, esta vez en la subida. Aún es de día, y la verticalidad de
pozo hace que se vea La Luz desde muy abajo. He disfrutado bajando, y ahora
disfruto subiendo.
Al salir, enhorabuenas,
abrazos y euforia. Pero tengamos calma, faltan muchos por salir, y esto no
acaba hasta que sale el último.
Os podría contar y
describir la cara de todos mis compañeros al salir, pero me conformo con
describir la de Santiago.
Recordáis que tengo que
contaros un pequeño detalle sin importancia? Pues ahí va…
Santi tiene 69 años, y
cumplirá 70 en noviembre.
Esto es una lección de
vida para todos. No son los años los que nos limitan para hacer cosas, es la
forma física con la que llegamos a esos años, sean los que sean, y es sin duda alguna,
la actitud que tengamos y las ganas de hacer cosas que tengamos. Santi es un
ejemplo.
Salió cansado, como
todos, ya que el esfuerzo físico es importante, pero sobre todo salió feliz,
muy feliz.
Poco a poco fuimos
saliendo todos, siendo los últimos
Víctor y Andoni, encargados de desinstalar todo.
Parte del grupo volvió
a los coches para preparar agua y así cuando bajásemos los últimos con todo el
equipo, tener agua y comida esperándonos.Así funciona un equipo,
todos sumando.
Quiero agradecer a:
Markaida, Andoni, Pichurrin,
Su, Natxete, Víctor, Josu, Gorka y Santiago por la inolvidable jornada de
espeleo que me hicieron pasar, por las risas, los chistes, las canciones, los
consejos, y tantas cosas que es imposible enumerarlas todas.
También quiero agradecer
a Joseba por ser el causante de toda esta historia, por todo el trabajo que
conlleva organizar algo así, por juntarnos y crear equipo. Joseba, volveremos
allí contigo. Sabes por qué? Porque te lo mereces.
Nos vemos allí abajo
compañeros.
Una vez más AKELAR ha vuelto a triunfar. Gran día
de espeleo de esta formidable familia en la que realizar los sueños de nuestros
compañeros es una cuestión de equipo.
No olvidar de pedir
permiso para visitar la Torca del Carlista. Es una cavidad regulada a la cual
se accede con autorización de la Diputación de Bizkaia. Este permiso no se
deniega a ningún espeleólogo federado.
Gran dia que pasamos en compañía del inigualable Santi
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