TRAVESIA (-695m + 6km)
En Abril de 1966 Gerard JUHUÉ del Speleo Club de Dijon
descubre la Sima de Cueto. Posteriormente Bruno
DRESSLER del mismo club y Francisco
ETXEBARRIA del G.E.S.C.M. de Barcelona, descenderán el primer pozo de
Cueto, alcanzando la cota de -317m. Hoy, el gran pozo lleva el nombre de Juhué, en honor a su descubridor. Y qué
decir de Dressler, inventor del
descendedor Dressler, que evoluciono
a posteriori al STOP, y ostentando
el honor de ser el primero en descender
la sima.
El ritmo del grupo hasta la
entrada de Cueto ha sido intenso. La
carga que llevamos en nuestros petates nos hace sudar lo nuestro. Las sacas
están repletas, llevamos flotadores, neopreno, cuerdas y equipo personal.
La boca de acceso a Cueto se encuentra en una dolina
ubicada al pie del Pico Mosquitero,
cerca de Peña Lavalle. La entrada a
la cavidad es una disimulada grieta de no más de 2m que prácticamente pasa
desapercibida de no ser por las indicaciones.
Mientras se preparan los
primeros para emprender las labores de instalación de la vertical, algunos
entramos para asomarnos a la vertical de la sima. Un desarrollo horizontal de
10m montado en pasamanos nos plantara el famoso pozo de -317m. La cabecera
resulta algo espectacular, así como la atracción que se siente al vacío una vez
en la cabecera.
Hoy nos hemos juntado tres
miembros por parte de AKELAR, con
nuestros amig@s para realizar una de las míticas travesías subterráneas de
Europa. Hasta aquí llegan innumerables grupos de espeleólogos de diferentes
países con un mismo propósito, salir por Coventosa.
Hoy el más veterano en esto
del lado oscuro, ayudado de su descendedor Dressler
y un shunt, inicia el descenso del pozo Juhué.
Poco a poco van cosiendo este gran pozo de sección circular y pared recta.
Estamos ante otra muestra más de esta naturaleza inconformista que con el
discurrir de los años y la ayuda del agua, forman estos museos para los
espeleólogos.
Cuando dan el libre y nos colgamos en la cabecera del pozaco, la fría oscuridad lo envuelve todo, las frontales de nuestros compañeros nos enseñan la inmensidad de este agujéraco. Algo aterrador y a su vez inquietante corre por nuestros cuerpos, sabemos que la sima tiene fin…pero donde esta ese final que no se vislumbra.
Uno a uno vamos descendiendo
esta vertical, ahora estamos en pleno disfrute, ya tienen respuesta todas las
preguntas de la sinrazón por la cual nos atraen estas aventuras. Ahora nos
sentimos unos privilegiados de estar aquí. Miramos pozo arriba y buaaa…con las
frontales de nuestr@s compañer@s descendiendo
vemos en la maravilla que estamos inmersos. Ahora todos a iluminar hacia
abajo, ahora vemos el gran abismo que tenemos a nuestros pies. Observamos
nuestro alrededor, que gran trabajo de escultor realizo aquí el agua, que
maravilla de la madre naturaleza.
Los pozos inferiores no tienen
la comodidad de la gran vertical. El
Pozo del Algodón de cabecera estrecha y nada cómoda. A continuación el Pozo del Péndulo, donde es necesario
realizar a -25m su característico péndulo y pasamanos de sirga de acero. Este
nos colocara en una pequeña ventana sobre un P46, estamos ante el Pozo de la Muela. Luego vendrán… pozo Juana de Arco, pozo Del Oso, pozo de la Marmita y tras perder la cuenta de los
pozos que llevamos descendidos y tras unas horas colgados entre cuerdas posamos
suavemente los pies en el fondo de la vertical de Juhue, -581m.
Mientras los compañeros van
descendiendo se aprovecha para comer algo. Una vez reagrupados comenzamos a
andar, después de tanta cuerda los primeros pasos son extraños entre tanto
bloque resbaladizo.
Al poco llegamos a una inmensa sala, estamos en la Sala de las Once horas, aquí con la potencia de nuestras frontales
y todos a una, conseguimos o nos hacemos una idea de lo grande que es esta
sala. Tras esta descendemos la Gran
Pedrera, un fuerte desnivel de morrena que afrontaremos con precaución ante la posible caída de rocas.
Seguimos por las grandes galerías de Cueto, pasamos por la Galería del Chicarrón, una galería de enormes bloques que nos
dificultan la progresión
Al poco empezamos a oír el goteo del agua, señal inequívoca que nos encontramos en el Oasis. Lugar de parada obligatoria para abastecernos de agua para afrontar la Red Intermedia
Dejamos atrás el vivac y al poco a nuestra derecha se abre el Pozo de la Navidad. Nos encontramos a las puertas de La Red Intermedia. A partir de aquí el tamaño de las galerías y de los pozos se reduce considerablemente, estamos ante un entramado de galerías que sirvieron de unión con Coventosa
A partir de aquí y en nuestra
opinión la cueva cambia radicalmente, pasamos de grandes galerías a salas más
reducidas de bellas formaciones de calcita que nos hacen sacar la cámara en más
de una ocasión. En la red intermedia el suelo es arenoso haciendo la progresión
más sencilla, algo que se echaba de menos cuando cargas con mucho peso sobre
las espaldas.
Dejamos atrás la Galería de la Navidad, Galería de los Artistas la Sala Blanca el Espeleodromo y nos topamos con las pintadas realizadas por los
franceses cuando consiguieron unir Cueto con Coventosa, nos hayamos en el Pozo de la Union. Un pasamanos
espectacular circunvala el pozo ante el sonido del agua que nos hace recordar
que es tiempo de parada y fonda. Unos recipientes recogen el agua que cae del
techo, y que usamos para llenar nuestras botellas.
Una vez llenas nuestras
cantimploras y después de picotear un poco estamos listos para afrontar la
galería de Las Pequeñas Inglesas.
Entramos en una serie de galerías con desfondes, destrepes, pasamanos, estrecheces, pasos en oposición…vamos un poco de ambiente. Tras descender un P15 dejamos atrás Las Pequeñas Inglesas y entramos en la Galería de los Veraneantes que resulta cómoda flanquearla
Nos detenemos en el Pozo Josiane para apreciar la cascada
de agua que cae con un rugir fascinante. Continuamos camino entre desfondados
hasta toparnos con una diaclasa de unos +/-100m que ha de conducirnos hasta la
sala de La Turbina. Esta diaclasa a
veces desfondada, a menudo estrecho y retorcido y sobre todo resbaladizo nos
pone a cada uno en su sitio, siendo frecuente la pelea para que la saca no se
quede atorada mientras ves a tu compañer@ luchando con ese paso en oposición,
mientras uno le mete prisa porque se está quedando frio. Es una zona donde
corre un viento gélido que hace que te quedes helado si hay tiempos de espera.
Al Agujero Soplador se accede arrastrándote por una gatera, que aunque
no es estrecha en alguna ocasión nos hará avanzar a cuatro patas notando la
corriente de aire que nos ha de guiar hacia
El Trou Souffleur o Agujero
Soplador. Accedemos por un pasamano para coger una cuerda que desciende por
una diaclasa en forma de fisura vertical de no más de 40cm de anchura de
paredes pulidas y resbaladizas que facilitan mucho el descenso.
A partir de aquí entramos en
la Cueva de Coventosa y en nuestra
opinión la travesía vuelve a cambiar drásticamente de aspecto, aparece el agua
por todas partes y las galerías vuelven a ganar en tamaño.
Mientras sacamos unas fotos
por la galería del Agujero Soplador
y nos entretenemos con sus formaciones llegamos sin darnos cuenta hasta la Tirolina. Nos encontramos el primer
lago que habitualmente se atraviesa por un pasamanos en fijo instalado en su
lateral derecho. Nosotros en esta ocasión decidimos la opción de la tirolina
dado que el lago se encontraba con bastante agua.
Avanzamos entre bloques hasta encontrar en un resalte el P11 equipado en fijo, que nos da paso a los lagos. Llega el momento de calzarnos los neoprenos y poner en salvaguarda nuestra ropa seca para más adelante. Nos reímos bastante con el modelo de flotador elegido por alguno que por momentos hace olvidarnos de lo que nos queda por delante, nada menos que los tres lagos de agua fría, bueno más bien helada
Nos metimos en el 3º lago y aquello fue un sálvese quien pueda, con el agua para algún@s hasta la cintura y para otr@s hasta el cuello y un mismo propósito…vámonos de aquí pero corriendo. Para el 2º lago el frio en alguno estaba haciendo bastante mella. Después del 3º lago era más que sorprenderte ver lo bien que se lo pasaba uno chapoteando por el rio con su neopreno sin mangas mientras los demás íbamos por la orilla intentando ni tan siquiera pisar el agua.
Nos volvemos a poner la ropa seca y guardamos los neoprenos, de aquí al final solo nos queda recorrer el rio por su orilla, estamos en el Gran Cañon. Pasar por el Gran Gour, Galería del Vivac, Galería del Metro dejando atrás unos cuantos pasamanos, ascenso por cuerda, pasamanos de cable de acero etc…
14 horas después de nuestra entrada por Cueto nos encontramos en la Galería de entrada de Coventosa. Aun con fuerzas para disfrutar de este gran día junto a unas cervezas.