14 de febrero 2016
Hace tiempo que queríamos
visitar esta cueva, donde al parecer había restos de osos de las cavernas (ursus
spelaeus). Altuna publicó en 1995 que se
encontraron a 17m. de la entrada restos de un fémur de oso de las cavernas del
pleistoceno, en aquel entonces, recorrieron unos 70m. de la cueva
Las previsiones
meteorológicas eran malas, muy malas. Mientras estábamos en el aparcamiento
esperando a Ion, veíamos como sin lugar a dudas, estas se cumplían. Pero una
vez más no importaba, ya que estábamos motivados, muy motivados. Y además, en
perores arrastraderas nos habíamos metido.
Ya en la boca de la cueva
nos ponemos el material, acabamos de prepararnos y para adentro. Íbamos todos,
yo creo, muy ilusionados, y con ganas de ver al “oso”. Unos 70 metros de cómoda
galería, a excepción de un paso bajo de esos que tanto nos gustan, nos dejan en
la base de un resalte de unos 2 metros que se supera con facilidad. Se ven
cantos rodados de arenisca soldados a las paredes y bóvedas. Tras el resalte 2
simas, que se pasan sin mayor problema, eso sí, con mucho cuidado. Pequeña sala
y bonito meandro que nos recuerda a la galería de los caracoles de
Mairulegorreta. Divertido. Tras una bifurcación sorteamos otras dos simas, más
o menos en oposición.
Por aquí empezamos a buscar nuestro pozo del
que teníamos una única referencia, y al poco lo vemos, la referencia era
correcta.
Yo creo que estábamos todos expectantes, a ver si abajo estaba el
oso. Ion bajó el primero, unos 12 metros y confirma que está ahí. Alegría. La
verdad es que fue un momento emocionante, creo que para todos. Nos encontramos
en una sala de unos 8m. de ancho. Vemos
un cráneo de grandes dimensiones, una mandíbula inferior, así como diversos
huesos. Se cree que de, al menos, cuatro individuos.
También vemos varios
fragmentos de huesos entre la arcilla del suelo, por lo que parece, puede
tratarse de un yacimiento de interés paleontológico.
Hay también números
zarpazos, resultando especialmente llamativo uno, en el que se distingue casi
hasta las uñas y tiene una “cierta profundidad”, siendo esté el que más nos
impresionó (incluyendo los que hemos visto en otras cuevas).
Tras un rato observando y
haciendo fotos nos decidimos a acabar de bajar la sima. Esta tiene unos 45m.
de profundidad y un par de pequeños ramales, siendo la mayor parte en rampa.
Eso sí, pequeño susto al romperse un anclaje natural, pero, afortunadamente,
quedó solo en pequeño susto. En la “sala del oso” vimos numerosos lenares inversos.
En la sima alguna colada de calcita, algo de moonmilk, algún espeleotema y
cantos rodados. Eso sí, corría el agua y en algún punto caían pequeños chorros,
vamos, que salimos duchados. De la entrada del pozo, sale también una sala que
se ramifica en pequeñas galerías, que se cierran o colmatan con coladas, gours
y varios espeleotemas, dando lugar a un bonito rincón.
Nos faltó ver el piso
superior de unos 50m., pero bajaba agua y estaba algo resbaladizo., así que lo
dejamos para la próxima. Lo cierto es que nuestro objetivo esta vez era ver el
oso, y en principio no habíamos prestado mayor atención a la cueva, pero esta
resultó muy interesante y de peculiar morfología, con varias simas y unos 440m. de desarrollo y 70 (-45; + 25) de desnivel. Además resultó muy entretenida.
En el fondo de la cueva, había unos huesos de menor tamaño, semi-colmatados que
no sabemos de qué pueden ser. A lo largo de la cueva también se ven huesos de
otros animales más pequeños y vimos dos cráneos, probablemente de un zorro y de
un cuervo, y el de este último como decía Ion, daba casi miedo.