Sábado de actividad “frenética”:
mientras unos compañeros iban a desobstruir una cueva pendiente, otros iban a
Cantabria, y otro grupo, acompañando a los amigos de Sakón, fuimos a mirar un par de simas que teníamos pendientes
por el valle de Erro
Hace unos días, Sergio, un vecino
del pueblo de Erro, nos enseñó una sima. Mirando el catálogo, la cosa estaba
confusa, así que solo quedaba bajar y verla. Cuando estábamos cambiándonos,
pasaron dos pastores de la zona que nos contaron alguna historia de la sima.
Una de estas historias decía que a principios de siglo un baserritarra que
vivió cerca se tiró a la misma al no poder emigrar a América, y que su
padre (con mucho miedo) sacó el cuerpo
con mulas y sirgas.
También nos contaron que bajó la
guardia civil hace unos 10 años solo dijeron que era muy profunda.
Tras montar la cabecera bajamos
por una rampa de 10 m. que da a una vertical de unos 20m., viejo casquillo que
se movía, en el fraccionamiento. Vimos restos de plásticos en el fondo y
posible galería. De aquí tuvimos que dejarlo por un problema con la cuerda.
Ya en el coche dudamos entre
echar otra cuerda o ir a ver otro agujero cercano y nos decantamos por esta
segunda opción.
Este es un agujero que encontramos por casualidad, cuando buscábamos otra sima. Entrada estrecha, aparentemente por hundimiento, que da paso a un P20 en el que pusimos un desviador.
El pozo acababa en una sala descendente de la que salen 2 pasos bajos, nos
asomamos al que va recto y para nuestra sorpresa, nos encontramos con una sala
con formaciones que daba paso a un meandro fósil.
Cómodo en general con algún
paso bajo, suelo muy frágil y formaciones, por lo que había que andar con mucho
cuidado. Ni en la bajada ni durante el trayecto encontramos ningún tipo de
huella ni señal de que alguien hubiera pasado por ahí. Un lateral con pequeña
escalada (que dejamos para otra ocasión por falta de material) parece que da acceso
a una sala de aparentes proporciones.
Tras recorrer unos 200m un desfonde de unos 5m en un ensanchamiento de la galería nos corta el paso, por lo que decidimos regresar y volver pronto, muy pronto, con más material.
Una agradable sorpresa.
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