Este pasado sábado no paró de llover y como para mojarse daba
igual el sitio, nos fuimos junto a los amigos de Sakon a Ermitta Kobea, cerca de Deba. Cueva de unos 17 km.
de galerías en ocasiones laberínticas y al menos 3 pisos. Algunos conocíamos la
galería superior, ya que habíamos estado hace algún tiempo con los peques, por
lo demás, no teníamos ni topografía ni apenas referencias. De boca pequeña, con
bastante vegetación y restos de una antigua puerta.
La entrada es estrecha pero cómoda, dando paso a una amplía galería con diversos ramales. Un meandro comunica con el piso inferior al que se accede también por un pasamanos y un pequeño pozo rampa, por el que bajamos nosotros, ya que lo del meandro todavía no lo teníamos claro. El pozo da a una sala con una galería que toma dos direcciones:
Una paralela a la que venimos, de la que hablaremos más
adelante.
Y otra que da a una gatera, continua por pequeña y estrecha trepada lateral y
paso bajo (ya en nuestra salsa) para salir a la sala del bidón, llamado así
(suponemos) por un bidón colocado bajo un chorro de agua.
De aquí la cavidad empieza a tomar tintes más laberínticos, con bastantes ramales. Y, como no lo tenemos nada claro, vamos por donde mejor nos va pareciendo, mirando laterales.. en definitiva, disfrutando. Ya lo dice el dicho “busca lo bonito no lo evidente”, nos saltamos muchas cosas, y es que todo no se puede….
De aquí la cavidad empieza a tomar tintes más laberínticos, con bastantes ramales. Y, como no lo tenemos nada claro, vamos por donde mejor nos va pareciendo, mirando laterales.. en definitiva, disfrutando. Ya lo dice el dicho “busca lo bonito no lo evidente”, nos saltamos muchas cosas, y es que todo no se puede….
Ya en una sala circular encontramos un pozo equipado de unos
12 m. por el que bajamos y de nuevo, más galerías. Miramos varias, hasta que dio la
hora que habíamos fijado para volver, así que a buscar la salida. No hubo
problemas y pronto estábamos debajo del pasamanos. Ahí vimos la galería
inferior paralela a la de la entrada, con curiosas formaciones, y encontramos
el paso del meandro.
Nuestra idea inicial era ver si teníamos suerte y podíamos
llegar a la sala de las maravillas, pero no pudo ser, muchos ramales y pocos
datos (por decir algo).
Por el contrario, una cavidad muy entretenida en la que
disfrutamos por sus recovecos.
Y lo que queda…
Y lo que queda…
Sin duda, volveremos
pronto.
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