jueves, 23 de mayo de 2019

CUETO-COVENTOSA

TRAVESIA (-695m + 6km)


En Abril de 1966 Gerard JUHUÉ del Speleo Club de Dijon descubre la Sima de Cueto. Posteriormente Bruno DRESSLER del mismo club y Francisco ETXEBARRIA del G.E.S.C.M. de Barcelona, descenderán el primer pozo de Cueto, alcanzando la cota de -317m. Hoy, el gran pozo lleva el nombre de Juhué, en honor a su descubridor. Y qué decir de Dressler, inventor del descendedor Dressler, que evoluciono a posteriori al STOP, y ostentando el honor de ser  el primero en descender la sima.



El ritmo del grupo hasta la entrada de Cueto ha sido intenso. La carga que llevamos en nuestros petates nos hace sudar lo nuestro. Las sacas están repletas, llevamos flotadores, neopreno, cuerdas y equipo personal.



La boca de acceso a Cueto se encuentra en una dolina ubicada al pie del Pico Mosquitero, cerca de Peña Lavalle. La entrada a la cavidad es una disimulada grieta de no más de 2m que prácticamente pasa desapercibida de no ser por las indicaciones.



Mientras se preparan los primeros para emprender las labores de instalación de la vertical, algunos entramos para asomarnos a la vertical de la sima. Un desarrollo horizontal de 10m montado en pasamanos nos plantara el famoso pozo de -317m. La cabecera resulta algo espectacular, así como la atracción que se siente al vacío una vez en la cabecera.



Hoy nos hemos juntado tres miembros por parte de AKELAR, con nuestros amig@s para realizar una de las míticas travesías subterráneas de Europa. Hasta aquí llegan innumerables grupos de espeleólogos de diferentes países con un mismo propósito, salir por Coventosa.



Hoy el más veterano en esto del lado oscuro, ayudado de su descendedor Dressler y un shunt, inicia el descenso del pozo Juhué. Poco a poco van cosiendo este gran pozo de sección circular y pared recta. Estamos ante otra muestra más de esta naturaleza inconformista que con el discurrir de los años y la ayuda del agua, forman estos museos para los espeleólogos.



Cuando dan el libre y nos colgamos en la cabecera del pozaco, la fría oscuridad lo envuelve todo, las frontales de nuestros compañeros nos enseñan la inmensidad de este agujéraco. Algo aterrador y a su vez inquietante corre por nuestros cuerpos, sabemos que la sima tiene fin…pero donde esta ese final que no se vislumbra.



Uno a uno vamos descendiendo esta vertical, ahora estamos en pleno disfrute, ya tienen respuesta todas las preguntas de la sinrazón por la cual nos atraen estas aventuras. Ahora nos sentimos unos privilegiados de estar aquí. Miramos pozo arriba y buaaa…con las frontales de nuestr@s compañer@s descendiendo  vemos en la maravilla que estamos inmersos. Ahora todos a iluminar hacia abajo, ahora vemos el gran abismo que tenemos a nuestros pies. Observamos nuestro alrededor, que gran trabajo de escultor realizo aquí el agua, que maravilla de la madre naturaleza.



En todo el pozo los fraccionamientos serán colgados, menos a -196m que tendremos una repisa en la cual podremos juntarnos hasta cinco personas bien recogidas. El pozo Juhué está preparado para descenderlo en rapel a doble cuerda, en unas tiradas aproximadas de 50m. Los descuelgues están equipados con Reuniones Rapel  V inoxidables y plaquetas para parabolt de 10. Aquí el VIANA realizo un gran trabajo, dejando a un lado la vieja instalación y de esta forma dando una gran seguridad al descenso de este gran pozo.



Los pozos inferiores no tienen la comodidad de la gran vertical. El Pozo del Algodón de cabecera estrecha y nada cómoda. A continuación el Pozo del Péndulo, donde es necesario realizar a -25m su característico péndulo y pasamanos de sirga de acero. Este nos colocara en una pequeña ventana sobre un P46, estamos ante el Pozo de la Muela. Luego vendrán… pozo Juana de Arco, pozo Del Oso, pozo de la Marmita y tras perder la cuenta de los pozos que llevamos descendidos y tras unas horas colgados entre cuerdas posamos suavemente los pies en el fondo de la vertical de Juhue, -581m.



Mientras los compañeros van descendiendo se aprovecha para comer algo. Una vez reagrupados comenzamos a andar, después de tanta cuerda los primeros pasos son extraños entre tanto bloque resbaladizo.



Al poco llegamos a una inmensa sala, estamos en la Sala de las Once horas, aquí con la potencia de nuestras frontales y todos a una, conseguimos o nos hacemos una idea de lo grande que es esta sala. Tras esta descendemos la Gran Pedrera, un fuerte desnivel de morrena que afrontaremos  con precaución ante la posible caída de rocas. Seguimos por las grandes galerías de Cueto, pasamos por la Galería del Chicarrón, una galería de enormes bloques que nos dificultan la progresión



Al poco empezamos a oír el goteo del agua, señal inequívoca que nos encontramos en el Oasis. Lugar de parada obligatoria para abastecernos de agua para afrontar la Red Intermedia




Dejamos atrás el vivac y al poco a nuestra derecha se abre el Pozo de la Navidad. Nos encontramos a las puertas de La Red Intermedia. A partir de aquí el tamaño de las galerías y de los pozos se reduce considerablemente, estamos ante un entramado de galerías que sirvieron de unión con Coventosa




A partir de aquí y en nuestra opinión la cueva cambia radicalmente, pasamos de grandes galerías a salas más reducidas de bellas formaciones de calcita que nos hacen sacar la cámara en más de una ocasión. En la red intermedia el suelo es arenoso haciendo la progresión más sencilla, algo que se echaba de menos cuando cargas con mucho peso sobre las espaldas.



Dejamos atrás la Galería de la Navidad, Galería de los Artistas la Sala Blanca el Espeleodromo y nos topamos con las pintadas realizadas por los franceses cuando consiguieron unir Cueto con Coventosa, nos hayamos en el Pozo de la Union. Un pasamanos espectacular circunvala el pozo ante el sonido del agua que nos hace recordar que es tiempo de parada y fonda. Unos recipientes recogen el agua que cae del techo, y que usamos para llenar nuestras botellas.



Una vez llenas nuestras cantimploras y después de picotear un poco estamos listos para afrontar la galería de Las Pequeñas Inglesas.

Entramos en una serie de galerías con desfondes, destrepes, pasamanos, estrecheces, pasos en oposición…vamos un poco de ambiente. Tras descender un P15 dejamos atrás Las Pequeñas Inglesas y entramos en la Galería de los Veraneantes que resulta cómoda flanquearla




Nos detenemos en el Pozo Josiane para apreciar la cascada de agua que cae con un rugir fascinante. Continuamos camino entre desfondados hasta toparnos con una diaclasa de unos +/-100m que ha de conducirnos hasta la sala de La Turbina. Esta diaclasa a veces desfondada, a menudo estrecho y retorcido y sobre todo resbaladizo nos pone a cada uno en su sitio, siendo frecuente la pelea para que la saca no se quede atorada mientras ves a tu compañer@ luchando con ese paso en oposición, mientras uno le mete prisa porque se está quedando frio. Es una zona donde corre un viento gélido que hace que te quedes helado si hay tiempos de espera.



Al Agujero Soplador se accede arrastrándote por una gatera, que aunque no es estrecha en alguna ocasión nos hará avanzar a cuatro patas notando la corriente de aire que nos ha de guiar hacia  El Trou Souffleur o Agujero Soplador. Accedemos por un pasamano para coger una cuerda que desciende por una diaclasa en forma de fisura vertical de no más de 40cm de anchura de paredes pulidas y resbaladizas que facilitan mucho el descenso.



A partir de aquí entramos en la Cueva de Coventosa y en nuestra opinión la travesía vuelve a cambiar drásticamente de aspecto, aparece el agua por todas partes y las galerías vuelven a ganar en tamaño.

Mientras sacamos unas fotos por la galería del Agujero Soplador y nos entretenemos con sus formaciones llegamos sin darnos cuenta hasta la Tirolina. Nos encontramos el primer lago que habitualmente se atraviesa por un pasamanos en fijo instalado en su lateral derecho. Nosotros en esta ocasión decidimos la opción de la tirolina dado que el lago se encontraba con bastante agua.


Avanzamos entre bloques hasta encontrar  en un resalte el P11 equipado en fijo, que nos da paso a los lagos. Llega el momento de calzarnos los neoprenos y poner en salvaguarda nuestra ropa seca para más adelante. Nos reímos bastante con el modelo de flotador elegido por alguno que por momentos hace olvidarnos de lo que nos queda por delante, nada menos que los tres lagos de agua fría, bueno más bien helada



Nos metimos en el 3º lago y aquello fue un sálvese quien pueda,  con el agua para algún@s hasta la cintura y para otr@s hasta el cuello y un mismo propósito…vámonos de aquí pero corriendo. Para el 2º lago el frio en alguno estaba haciendo bastante mella. Después del 3º lago era más que sorprenderte ver lo bien que se lo pasaba uno chapoteando por el rio con su neopreno sin mangas mientras los demás íbamos por la orilla intentando ni tan siquiera pisar el agua.




Nos volvemos a poner la ropa seca y guardamos los neoprenos, de aquí al final solo nos queda recorrer el rio por su orilla, estamos en el Gran Cañon. Pasar por el Gran Gour, Galería del Vivac, Galería del Metro dejando atrás unos cuantos pasamanos, ascenso por cuerda, pasamanos de cable de acero etc…




14 horas después de nuestra entrada por Cueto nos encontramos en la Galería de entrada de Coventosa. Aun con fuerzas para disfrutar de este gran día junto a unas cervezas.


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