Nos juntamos un grupo de 8 amigos con ganas de pasar un buen día disfrutando del descenso de la Leze, pero para disfrutar hay que pagar la penitencia de la subida del monte que se hace matadora y con el sol castigándonos.
Finalmente llegamos a la boca a las 12 de la mañana viendo que hay que tomarse el descenso de la travesía con mucha tranquilidad al tener dos grupos por delante nuestra. Ya vestidos y comidos nos despedimos del sol adentrándonos en las entrañas de la montaña.
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